El cuadro fué regalado por la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, sobrina de la retratada, a don Jacobo Fitz-James Stuart, XVII duque de Alba.
Ángel M. de Barcia dice de este lienzo que puede figurar entre las "obras maestras de Goya". En efecto sus calidades no desmerecen junto al más famoso de la XIII duquesa de Alba. No se conoce su fecha, pero por razones estilísticas casi todos los críticos lo sitúan alrededor de 1800.